Hostal Orión, un cortometraje de Jaume Carrió
Tenemos que agradecer a Jaume Carrió su forma de hacer cine.
Se presenta ante nosotros un cineasta que apuesta por el riesgo, por contar historias que hacen partícipe al espectador, el cual ve y escucha atentamente y, a la vez, se hace preguntas sin esperar respuesta. Permite que el público entre, figuradamente, en la película, en la trama, y se siente al lado de los personajes sin influirles. Un cineasta que apuesta por que el espectador pueda responder de manera individual en decenas de direcciones y, aún así, dar un sentido cinematográfico global a la historia que se está contando.
Pilar básico y fundamental, complementado de manera soberbia en la realización, es la aportación de Laura Gost como co-guionista de la película. Y es que el tándem Jaume-Laura potencia la narrativa, la construcción de las imágenes y actuaciones y, por supuesto, el resultado final.
La consecución de un Premio Goya por su trabajo anterior no hace despegar los pies de la tierra y de la realidad de la industria del cine a este mallorquín ni a su equipo, con el que vuelve a trabajar en este proyecto. Además, se aprecia en su oratoria sus tablas en la docencia del medio que le ocupa, siendo Jaume Carrió una persona que sabe de lo que habla y habla de lo que sabe, indiscutiblemente: CINE.
El director de Hostal Orión nos concede esta entrevista, esclarecedora como pocas.
Infocortos: ¿De qué trata Hostal Orión?
Jaume Carrió: Esta pequeña película cuenta como un chico invidente da rienda suelta a sus fantasías sexuales desde un punto de vista sonoro. Marçal es un joven ciego que ayuda a su padre a regentar el hostal familiar. La llegada de Luz despierta en él el deseo irrefrenable de sentirse deseado por alguien. Después de describir literalmente la trama, y seguramente a modo de provocación, diré que Hostal Orión habla de mí, pero también de ti y de todos lo que no tenemos miedo de hablar de lo que nos atormenta.
I: ¿Cómo surgió la idea de este cortometraje?
J. C. : Como en la mayoría de proyectos que he capitaneado, la película surge de una imagen recurrente que golpea a diario las puertas de mi imaginación. En este caso, solamente tenía la imagen de un chico joven que escucha pacientemente tras las paredes. A partir de aquí, todo es un misterio a resolver. Lo que me empuja a sacar adelante la película son precisamente esas ganas de saber qué se esconde tras esa imagen. Pero, como viene siendo habitual en el cine que he firmado yo, puede que ese misterio no llegue a resolverse. ¿Quién soy yo para dar respuesta a algo que no entiendo?
I: No es tu primer cortometraje de ficción, pero sí es el primero tras ganar el Goya a Mejor Corto de Animación con Woody & Woody. ¿Qué supone este hecho en los nuevos trabajos a partir del Goya?
J. C. : A nivel de expectativas existe la creencia de que un premio como el Goya impulsa la carrera de cualquier cineasta, pero supongo que eso solamente se aplica a los que sean capaces de entender lo que el público espera de ellos. Por ejemplo, la expectativas han afectado más al espectador que a mí a la hora de valorar si este corto que nos ocupa debería ser el siguiente después del Goya, o incluso si debería existir. Puede que desde fuera parezca que necesitamos repetir el éxito para ser felices, cuando lo que realmente necesito para ser feliz es sentirme realizado. Si hago lo que el público o la industria esperan, difícilmente conseguiré sentirme realizado. Woody & Woody es la película más exitosa de las que he hecho, pero sin duda es la que menos habla de mí. Para que nos entendamos, en Woody & Woody trabajo como el artesano que pone todo su conocimiento en algo, mientras que en Hostal Orión expongo mi manera de ver el mundo, y esta manera de desnudar el alma es algo que afecta de otra manera; tanto al público como a mí.
I: Es un cortometraje que evoca a los films eróticos ochenteros, con una atmósfera muy conseguida en este sentido. Háblanos sobre este aspecto creativo.
J. C. : Aunque supongo que es evidente que evoca sensaciones propias de un cine que, sin ser erótico, usa la sexualidad de los personajes para caracterizarlos y, por lo tanto, entenderlos, me gusta pensar que Hostal Orión utiliza los códigos formales del cine de género fantástico e incluso de terror. Para mí estos géneros usan la narrativa cinematográfica más pura. En este tipo de cine, el plano importa y la cámara, la luz y la puesta en escena dicen tanto o más que el propio diálogo de los personajes. Eso me lleva a pensar que puede que Hostal Orión se haya equivocado de momento histórico. Como espectador, en los festivales de cine lamento la falta de riesgo de algunas propuestas, pero sobre todo la banalización del lenguaje audiovisual a favor de un contenido reconocible y solamente incómodo si es con la intención de denunciar algo desde un punto de vista social.
I: En Hostal Orión se toca el erotismo con sutileza, quizás tanto que no llega a considerarse de género, también tiene pinceladas queer, debido al interés sexual buscado por el personaje protagonista. Esto hace pensar, en un principio, en la opción de festivales temáticos, pero está siendo seleccionado más bien por festivales generalistas ¿Cómo lo ves en este sentido?
J. C. : Creo, sinceramente, que es un cortometraje que usa los arquetipos sin que estos determinen la trama. Con esto quiero decir que la temática LGTBI está ahí como parte de la realidad de un personaje, pero nunca para usarla a nuestro favor en la trama. La televisión actual está dando una gran lección en ese sentido. La serie Euphoria de la HBO tiene unos personajes ricos y complejos cuya orientación sexual no determina el tipo de conversaciones tópicas que suelen surgir de este tipo de conflictos entre personajes. De esta manera, en nuestra película tenemos a dos personajes que se necesitan mútuamente y que evitan cualquier matización sobre la compatibilidad de sus intereses sexuales. En cualquier caso, creo que gran parte de la dificultad a la hora de mover este corto es la imposibilidad de clasificarlo en un género o en una temática. Por otro lado, no nos engañemos, es un cortometraje largo y que exige paciencia y cinco sentidos al espectador que quiera descubrir lo que se esconde en el Hostal Orión.
I: Además de una Mención en Ibizacinefest, Hostal Orión obtuvo un Premio a Mejor Actor en el Festival de Cine de Piélagos. Es un premio en sí para el equipo, aunque sea indirectamente, al menos para dirección y guión, que repite tándem respecto al corto anterior.
J. C. : El cine es el arte colectivo más importante del mundo. Los premios a los departamentos los celebramos como premios al propio corto. De hecho, en este caso concreto, y consciente de que no estamos hablando de una película fácil, siempre he deseado conseguir algún tipo de reconocimiento para el equipo. Como bien dices, no solamente Laura Gost y yo volvemos a colaborar para levantar este proyecto; la mayoría de los departamentos repiten después de Woody & Woody, ¡y eso que se trata de un corto de ficción! El premio a Marc Joy a mejor actor es especialmente agradecido por nuestra parte, ya que lo recibe el actor que ha conseguido que nos creamos que Marçal existe; un personaje nada fácil con el que acabamos empatizando a través de su dolor y aislamiento. Por su parte, cada jefe de departamento firma orgulloso su aportación, pero los guionistas preparan el terreno para que puedan lucirse desde los actores hasta maquillaje y peluquería, pasando por iluminación y sonido. En este sentido, nuestro corto es de los que entienden que en el cine no solamente se habla con palabras. Para entendernos, puede que Hostal Orión no esté escrita en palabras sino en cine.
I: Háblanos de tus próximos proyectos. ¿Algún cortometraje en mente? ¿O buscas nuevos retos en el formato largo?
J. C. : Mentiría si no os dijera que ahora mismo estoy trabajando en la faceta que más me gusta del cine: la del espectador. De todos modos, y sin intención de esquivar la pregunta, debo confesar que mi manera de contar favorita es la de ficción. Aún así, creo que mi próximo proyecto volverá a ser de animación. En cualquier caso, hay algo asegurado: ¡no vamos a repetir fórmula! Lamentablemente, cuando me propongo escribir algo por mi cuenta no puedo quitarme de la cabeza ese yo más pragmático que ajusta el contenido del guion a la realidad de la producción que le rodea, y eso nunca debería hacerlo ningún guionista. Por ese motivo creo que el cine de animación puede hacer que me quite ese lastre de encima a la hora de imaginar y/o de escribir.
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