La Marca, de Natalia Gómara, es un cortometraje que evoca el sentimiento de muchos actores y actrices tras su paso y su lucha por un puesto de trabajo. Un relato, contado a modo de fantasía sobre el mundo de los castings, donde estereotipos y sensaciones confluyen en un mismo lugar. De 27 minutos de duración, La Marca trasmite el alma de la directora como pocos, más allá del minutaje o de la puesta en escena.

No es desconocido si os digo que un guión se debe ver desde varios puntos de vista, el del personaje que lo vive, el del receptor (espectadores, productores, festivales…) y desde un punto global, omnipresente y general fuera de cualquier condicionamiento. Y es este punto el que engloba la riqueza de este corto. Una vez que lo vives y lo procesas, puedes posicionarte en los demás puntos de vista y navegar entre ellos con toda comodidad.

Ver esta historia desde el mensaje ayuda a empatizar, incluso a identificarse con la protagonista del relato. Por eso, ese punto decadente, crítico y fantasioso que tiene cada plano y cada interpretación es el fruto de la sensación que se quiere dar, el mensaje que se quiere conseguir y la vuelta de tuerca que se está buscando en el espectador, al cual se incita a ser interactivo dentro de un estresante «quiero y no puedo» o un angustioso «qué hago yo aquí».

Natalia Gómara nos recrea todas estas sensaciones en La Marca. Pura visceralidad.

Infocortos: ¿De qué trata La Marca y cómo surge la idea?

Natalia Gómara: “La marca”, es un corto reivindicativo a modo de cuento gótico, con toques fantasiosos y con personajes estrambóticos, que nos habla de las condiciones precarias y vergonzosas que sufrimos los actores a la hora de enfrentarse a un “casting” y más aún cuando somos mujeres. Todas mis experiencias como actriz, me llevaron a escribir este cortometraje. Situaciones que he querido gritar en esta historia. Trabajos sin pagar, acoso sexual, favoritismos, la influencia de nuestro físico…. todas estas cosas, pueden pasarte en una prueba. Es un canto desesperado para que cambien las cosas.
Emilio Larruga, co-protagonista del corto, amigo de profesión, y yo estábamos preparando un espectáculo con el piano, y curiosamente de nuestras quedadas, nos surgió nuestras anécdotas en común de todo lo que vivíamos en la profesión y decidimos empezar el guión. Decidimos que él sería “Jota Cazatalentos” y yo “ María Concepción Rosales Fernández”. Y debido a su poco tiempo por su trabajo, yo me hice cargo del guión, junto con Jesús Quintana, mi co-guionista y fui dando color a la historia.

I: La Marca está ambientado dentro de una especie de fantasía, donde personajes estereotipados realizan un casting que es vivido de una manera un tanto peculiar por la protagonista, ¿por qué elegiste esta manera de narrar la historia?
N. G. : Quería contar la realidad de todo lo que sucede en los “castings”, pero de una manera que no fuera violenta a la hora de ser recibida y llevada al límite. La vida, muchas veces supera la ficción, y este mundo del teatro y el cine, tiene mucha magia. Quería contarlo a modo de metáforas, y de lugares significativos que apoyaran la historia. Alguna vez me han citado en sitios muy extraños para hacer pruebas y muy decadentes… de ahí la idea de elegir localizaciones abandonadas, casi en ruinas, para darle ese toque incómodo y creativo. Un 90 por ciento del corto es realidad, basado en hechos reales, sólo que llevado al extremo. Tengo mucha imaginación y me encantan las películas de fantasía, los cuentos y “Tim Burton”, ellos también me han inspirado mucho a la hora de contar la historia. Hasta la fecha, casi nadie se ha sentido ofendido por el cortometraje y eso que trata temas duros, al contrario, sueltan una carcajada de complicidad o comentan cosas en los momentos críticos. Les gusta la manera en la que te lleva a ese mundo mágico, dónde se mezcla ficción con realidad. Nadie te tira por una trampilla, cuando no te dan una papel en una prueba, pero internamente sientes que te han tirado a un pozo y te han deshechado. Los actores nos exponemos mucho, tanto físicamente como emocionalmente, nuestra herramienta somos nosotros y por eso, somos tan frágiles y tan fáciles de dañar por la industria.

 

 

I: Sucede con los cortometrajes de minutajes largos, que no son del todo aceptados en festivales a pesar de cumplir sus requisitos. Sin embargo este corto, aún contando con 27 minutos, no se hace largo, pues la historia va in crescendo en intensidad conforme va avanzando. Eso es un punto a su favor respecto a selecciones y un logro por tu parte ¿no crees?
N. G. : Eso es algo muy curioso…, todo el mundo previamente se asusta al saber que son 27 minutos, sin embargo a nadie se le hace largo. La parte del “casting” en bastante larga, son casi 15 minutos la parte central, pero si lo cortaba, no iba a entenderse lo que quería contar. Opté por hacer caso al corazón y ser fiel a lo que que quería contar, frente a haber realizado un corto comercial y de 15 minutos. En algunos festivales, es verdad que por su metraje, ni siquiera lo han aceptado. Pero desde aquí les animo a que se presten a verlo, ya que cada matiz lo intensifica, y el “casting” está hecho a tiempo real. Creo que eso le da veracidad y emoción.

I: Se acompaña de una magnífica fotografía, sonido, montaje…, ¿cómo has vivido la parte técnica y el resultado obtenido desde tu punto de vista de creadora del proyecto?
N. G. : Muchas gracias por tus palabras. Lo he vivido de una manera muy activa, ya que he estado presente en todos los trabajos que se han hecho, desde el inicio hasta la postproducción, con cada persona del equipo, tanto técnicos como actores. Me llevo mucho aprendizaje y darme cuenta de las cosas que no han funcionado y de las que sí. Fuimos un equipo de 11 actores, y 33 técnicos sin dejarme ningún área y han sido muchos meses de trabajo llevar a cabo esta aventura. Con el resultado…, estoy muy satisfecha por el gran trabajo que hay detrás. Pero es verdad que siempre piensas… -”si volviera rodar cambiaría cosas”-. El mensaje para mi era lo más importante, y eso ha llegado. Feliz por el viaje, muy agradecida y siempre viendo lo que se puede mejorar para mis siguientes trabajos.

 

 

I: Siempre que una persona dirige y actúa, la película tiene un plus de complejidad, ¿cómo ha sido el rodaje en este sentido?
N. G. : La experiencia ha sido un parto doloroso, pero muy gratificante, jeje. Yo no soy ni directora, ni guionista, ni productora, pero las ganas de querer contar esta historia a mi manera, me llevaron a coger el timón y tirarme a la piscina. Toda mi experiencia como actriz me ayudó mucho a la hora de trabajar con los actores, porque podía entender perfectamente qué les pasaba en cada momento, ya que hay a veces, que trabajas con directores que no se ponen en el lugar de los actores, y les preocupa más que el plano técnicamente quede bonito. Y sí, claro que es importante, pero también es importante que los actores estén naturales, y sinceros, y si hay que sacrificar un plano menos espectacular, por coger su mejor “acting”, no me lo pienso. Previamente quedamos para ensayar con cada uno de ellos, y respecto a mi trabajo como actriz y directora, fue muy interesante. Tenía que estar dentro y fuera en segundos. Y me ayudó mucho el trabajar al límite y sabiendo que las escenas más complicadas, algunas por tiempo, tenía que ser “toma única”, no podíamos repetir. Y esa responsabilidad me puso al cien por cien. En la parte técnica, también he de agradecer a Santi Gracia, mi director de fotografía, ya que se encargó de toda la parte técnica durante el rodaje, fue mi mano derecha, y así yo pude ocuparme de toda la parte artística, y creativa.

I: He oído que tienes nuevos proyectos, y que alguno tiene que ver con este mismo cortometraje.
N. G. : Sí, llevo varios meses escribiendo sobre un nuevo guión de un largometraje, pero todavía estoy en la etapa inicial. Siempre escribo historias que me tocan, cosas que necesito “gritar”. Y el otro proyecto en el que estoy metida, es en la versión teatral de “La marca”. Es un cortometraje muy teatral, y tiene partes muy corales. Estoy adaptando el guión para poder hacerlo sobre un escenario e incorporando algunas partes nuevas para que dure sobre una hora. Todos los actores estamos muy ilusionados con la idea. Y un compañero, amigo y director, Manuel Velasco, me dió la idea de que “La marca” fuera más allá y me animó. Y aquí estamos…

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