Orgullo, un corto de Virginia Burgos y Chus Gómez
Cuando uno recibe un cortometraje de temática LGBT ya tiene muy claro dónde va a encajar. Un corto dirigido por mujeres, interpretado (maravillosamente) por mujeres, donde el 90% del equipo está formado por ellas, minutaje de cinco minutos exactos y cuya trama toca un tema como la orientación sexual, uno espera estar, como poco, presente en festivales temáticos del género. Y aunque, evidentemente, la presencia no es del cien por cien, esa sensación se sigue manteniendo porque no solo tienes ante ti un producto que encaja en ciertos circuitos, sino porque ese producto tiene, lo que venimos a llamar, alma.
Orgullo es un cortometraje que habla de una situación muy concreta. Sentadas a la mesa, madre e hija hablan, más la una que la otra, aunque los silencios de una de ellas dicen mucho más que las palabras de la otra. Texto y subtexto se entrelazan y giran hacia un desenlace que, tarde o temprano, está condenado a producirse. Pero bastan solo cinco minutos para encontrarnos con la carga y la liberación de una situación insostenible por su propio peso, encorsetada y enquistada por una relación vacía de contenido, extraña sólo en un sentido.
Las directoras del corto, Virginia Burgos y Chus Gómez, han sabido exponer la tensión, la intensidad de la situación y proporcionar al espectador una escena sencilla, cargada de emoción en la que el interés se va desplegando, esperando el momento en el que todo se sabrá. Todos sabemos que se sabrá. Curiosa latencia de espera del momento clave, ya que, aún así, se convierte en inesperado y, a su vez, en nuevo tanto a favor del cortometraje.
Ambas directoras nos conceden esta entrevista para hablarnos de cómo surgió y cómo se desarrolló todo el proyecto.
Infocortos: ¿Cómo surge la idea de Orgullo?
Virginia Burgos: Orgullo surge como parte de un encargo que me hizo Chus para su compañía “La piara”. Tuvimos reuniones en las que consensuamos los temas de los que queríamos hablar en la obra de teatro. La homosexualidad era uno de ellos. Era una obra por Sketchs “Turning points”, que se representó en 2018. Semanas después del estreno, con el subidón de la acogida, quedamos para cenar y me animó a que rodara algún corto. Yo tenía varios guiones de cortos que no había rodado, pero después de sopesar la posibilidad de rodarlos, llegamos a la conclusión de que este scketch inicialmente teatral, tenía potencial cinematográfico y era un texto más viable económicamente.
I: Es un punto algo complicado en algunas familias, el hecho de comunicar la orientación sexual de una persona cuando se sale fuera de los cánones culturales y establecidos generación tras generación en familias ancladas en formas de pensar y vivir arcaicas. A veces como en este caso surge de manera fortuita.
V. B.: No solo en familias arcaicas. Verbalizar una orientación sexual no normativa es un paso generalmente difícil o como mínimo, intenso. Creo que siempre hay una duda sobre la reacción familiar, suele conllevar una ruptura de expectativas de los progenitores, y da vértigo. En este caso, sí es fortuito, y probablemente, más allá de la reacción que pueda tener la madre, sea una dura y triste liberación para la chica. El miedo es una cárcel despiadada.
I: Un corto en el que el grueso del equipo está formado por mujeres, ¿previsto o surgido según necesidades?
Chus Gómez: Fue fortuito. Estamos rodeadas de grandes profesionales y en su mayor parte son mujeres. Ni siquiera nos planteamos el porcentaje femenino hasta que nos vimos todas allí en pleno rodaje. Fue una grata sorpresa.
I: Un corto internacional y bien acogido, ha estado en países como Colombia, Paraguay, Panamá, Francia, Alemania, EEUU, Perú, China… también en muchos festivales españoles ¿Esperabais este recorrido?
C. G.: En absoluto. Ha sido un rodaje de muy bajo presupuesto, posible gracias a la aportación de José Diego Blanco y el Dr. Pérez Cerezal, y por supuesto de todo el equipo, especialmente Focal 35, que ha hecho un trabajo increíble, y Patri Robles. Ni que decir tiene, lo agradecida que estamos a las actrices… Nuestras aspiraciones con este proyecto se encaminaban al aprendizaje, a sentirnos capaces de sacar adelante una idea, y sobre todo, decir. Hablar de aquello que nos preocupa, dar un punto de vista, poner un grano de arena. Teníamos algo muy pequeñito que nos importaba mucho, pero nos veíamos con muchas limitaciones. Nos gustaría decir que hemos podido distribuirlo gracias a numerosas aportaciones de amigos, familias, y desconocidos paisanos que han creído en nosotras. Estamos muy agradecidas. La acogida ha sido tan abrumadora como el recorrido que está teniendo.
I: Grandes actuaciones de las dos actrices del cortometraje, apoyadas por un buen guion dialogado y en una sola localización. Mantener la emoción y el interés de esta forma durante cinco minutos se merece una mención especial.
V. B.: Muchas gracias. Dedicamos gran tiempo a los ensayos y estuvimos abiertas a cambios en el guion. Para nosotras era muy importante escucharlas y darle un contexto de seguridad y exigencia. Teníamos claro que el foco atencional debía estar en la historia y en sus interpretaciones, por las características del texto, y ambas han hecho un trabajo extraordinario. Hemos tratado de cuidar mucho su bienestar en el rodaje. ¡Esperamos que lo hayan sentido así!
I: Habladnos de nuevos proyectos ¿Algo en mente?
V. B.: Bueno, yo tengo un par de proyectos audiovisuales pendientes que aún no se pueden contar. Por lo demás estudio Dramaturgia en la RESAD, por lo que ando con proyectos académicos. Quiero dar salida a uno de los que realicé el año pasado fuera del ambiente de escuela. El actor y yo estamos trabajando en ello.
C. G.: Siempre hay historias que te gustaría contar, la cabeza de un creativo nunca para. Lo difícil es conseguir apoyo y financiación. Y por supuesto siempre quieres que el siguiente proyecto sea un paso más, sobre todo en recursos técnicos. Habrá que seguir haciéndolo poco a poco, aunque siempre con mucha ilusión. Lo que sí tengo claro, es que tienen que ser historias que remuevan y aporten algún valor, al menos para mí.